
Publicado por Karina Orzechovski en Terapia Cognitivo Conductual el 2020-08-21
La preocupación implica un proceso patológico de pensamiento: la Rumia, o Rumiación. Se trata de un pensamiento recurrente y circular, que no resulta efectivo en la resolución de problemas.
La preocupación es un proceso mental que surge de manera automática como intento de resolver problemas potenciales que amenacen diversas áreas vitales importantes para cada persona.
La preocupación tiene una orientación al futuro, la persona al preocuparse suele creer que le sirve como motivación para planificar, para preveer posibles obstáculos, medir probabilidades, etc. La creencia es que todo este trabajo mental sería útil para elegir el mejor curso de acción llegado el caso. Sin embargo, no se debe confundir preocuparse con planificar.
La preocupación implica un proceso patológico de pensamiento: la Rumia, o Rumiación. Se trata de un pensamiento recurrente y circular, que no resulta efectivo en la resolución de problemas. Se recurre a la Rumiación como un intento fallido de lidiar con la incertidumbre, y en general los temas de preocupación se corresponden con las áreas valoradas por la persona.
El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG), tiene a la preocupación como núcleo patológico, y la Terapia Cognitiva trabaja muy eficazmente abordando estos procesos, incorporando en el paciente herramientas que le permitan reducir y regular la Rumia.